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Cómo contarle a mi hijo que tengo un nuevo amor


Pautas antes y después del divorcio

Durante el divorcio, los padres deben explicarles a los hijos que la ruptura es definitiva, evitando buscar culpables y no hablando nunca mal de la expareja. Es muy importante que los padres diferencien (tanto en los hijos como en ellos mismos) el rol de pareja de la faceta de padres, y que ambos no tienen nada que ver.

Hay que ayudar a los hijos a expresar lo que sienten y evitarles en todo momento la sensación de culpabilidad, si la tienen, por haber roto la familia. "Sólo cuando todo esto está más o menos interiorizado, puede ser un buen momento para presentarles a la nueva pareja".

Por ejemplo, podemos hablarles previamente de esa nueva persona, explicándoles que no sustituirá nunca a su madre o padre, que es alguien que les hace felices y que es importante que la conozcan.

Por su parte, Rosa Collado, especialista en psicoterapia integradora del centro de psicología Álava Reyes de Madrid, expone algunas claves fundamentales para abordar este tema:

  • Es un error presentar a la pareja al niño al poco tiempo de separarse porque les crea confusión y no les permite integrar esa información del mismo modo que lo haría una persona adulta.

  • Conviene acercar a los hijos a esa persona cuando la relación se convierta en una relación estable con pintas de seguir a largo plazo. Hasta que no haya seguridad en ello es mejor retrasar los encuentros.

  • Remarcarles que el hecho de estar con alguien es porque les hace felices, pero que nunca sustituirá a su padre/madre biológico.

  • Insistirles que aunque la nueva pareja sea importante, ellos son lo fundamental, lo más grande en su vida.

Indicaciones en la adolescencia

El divorcio es una situación cada vez más habitual. "La mitad de los niños de una clase pueden ser hijos de separados", explica Paulino Castells, doctor en medicina y cirugía, especialista en pediatría, neurología y psiquiatría. No obstante, este profesor titular de psicología de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona, indica que hay que tratarlo de una forma diferente en la adolescencia porque es una etapa muy sensible para los chicos, y es importante que se sientan en todo momento respaldados y escuchados por sus padres.

Las indicaciones que los padres deben dar a sus hijos adolescentes con respecto a este tema, agrega Huelves, pueden ser las mismas que las indicadas anteriormente en la infancia, pero hay que tener en cuenta que las explicaciones y las conversaciones tienen que ajustarse a las capacidades y edad de los chicos, es decir, usar un lenguaje para jóvenes, no para niños.

En estas ocasiones, es muy importante buscar el momento adecuado y explicarles la situación de forma clara. Tal como explica Collado, "hay que decirlo cuando pueda compartirse algo divertido o que sea un tiempo de ocio para disfrutar de algo que les guste conjuntamente". Es importante también dar un espacio de tiempo razonable para que el adolescente pueda preguntar o rechazar la situación y, aun así, continuar respetando ese espacio y aprovecharlo para mejorar la comunicación y la relación entre ambos. Incluso, "al principio, es mejor no hablar de parejas sino de 'amigos'", sostiene Castells.

Juventud e hijos mayores

Una vez que pasa la adolescencia y los chicos están en una etapa más madura, puede que el trance no sea menor que en las etapas anteriores. Al ser más mayores, explica Collado, en muchas ocasiones, se les utiliza como árbitros de la situación de divorcio y los padres que se atacan entre sí. Muchas veces los padres ponen a los hijos como intermediarios de sus conflictos, algo que es un verdadero error.

Pero, "la aceptación de la libertad de los padres para tomar decisiones sobre sí mismos y el entendimiento de la búsqueda de su propio bienestar y felicidad, dependerá de las variables personales de cada uno y cómo se adapte a las situaciones novedosas y de cambio a nivel afectivo", indica Collado.

Pese a todo, mantiene Huelves, un hijo de mayor edad probablemente se haya dado cuenta de que las cosas no iban bien y hasta es posible que haya sugerido a sus progenitores que separarse sería una buena opción: "A medida que crecemos, la sensación de posesión que sentimos hacia nuestra familia disminuye, de la misma forma que cuando vamos viviendo experiencias de amor y desamor, entendemos mejor las vivencias de nuestros padres y sus decisiones". No obstante, señala que normalizar una situación supone nombrarla, invitar a expresar los sentimientos que nos despierta y recalcar los mensajes de tranquilidad y amor incondicional.

En todas estas situaciones, es muy importante la educación recibida. "Educar a los hijos consiste en prepararlos para la realidad en la que vivimos", dice la especialista. Y a partir de las situaciones cotidianas, de las películas, de los telediarios o de la música podemos trasmitirles ciertos mensajes que ayudan a entender este tipo de cambios.

Hoy en día, en nuestra sociedad, las familias son mucho más plurales que antes, la familia nuclear (madre-padre-niña/o) es sólo una más de los múltiples modelos que existen. Por este motivo es importante, tal y como recomienda Huelves, enseñarles la pluralidad, que las parejas pueden no durar para siempre y que a veces lo mejor es una ruptura. Y, sobre todo, concluyen los expertos, deben interiorizar -tanto padres como hijos-, que la relación de pareja es una y la relación con los hijos, otra.

Artículo tomado de: http://www.elmundo.es/salud/2014/05/05/53613919268e3ed06f8b4589.html


 
 
 

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